Dotada de una voz que parece surgir de un tiempo suspendido entre el soul clásico, el jazz vocal más elegante y el R&B contemporáneo, Kandace Springs encarna una de las propuestas más refinadas y personales de la escena internacional. Discípula espiritual de Nina Simone —quien la elogió por su capacidad para hacer que “suene como ella misma”—, Springs se ha consolidado como una artista capaz de rendir homenaje a las grandes damas del jazz sin caer en la imitación, apostando siempre por una identidad sonora que es, al mismo tiempo, sutil y poderosa, sofisticada y emocionalmente directa.
Su paso por el Cartagena Jazz Festival nos ofrece la oportunidad de adentrarnos en un universo sonoro en el que conviven el lirismo del piano, el fraseo jazzístico y una voz que habita cada nota con profundidad. En su propuesta se funden tradición e innovación, memoria e impulso creativo, configurando una experiencia estética que apela tanto a la sensibilidad como a la inteligencia del oyente. Springs no interpreta canciones: las habita, las transforma, las convierte en revelaciones íntimas cargadas de luz y sombra.